Mark William Lewis: un tiempo clave para la reinvención del Folk


El viernes pasado al mediodía, las plataformas de streaming musicales nos notificaron sobre la llegada del nuevo trabajo de Mark William Lewis: su primer álbum completo, titulado simplemente Mark William Lewis. Luego de varios EPs y sencillos, podemos escuchar una entrega en formato disco con una duración de aproximadamente 45 minutos y 12 tracks que funcionan como un acto de resistencia contra la dictadura del enganche inmediato al que hemos estado acostumbrados durante los últimos años. Lewis propone como argumento los tiempos pausados y lentos, las atmósferas cerradas y una profundidad introspectiva que en algunos momentos te hacen sentir demasiado cómodo, y en otros te genera un nudo en la garganta que baja hasta el estómago y te grita fuertemente lo solos que nos encontramos.

Si bien sus trabajos anteriores habían sido producidos mayormente por él y trabajados en estudios pequeños de Inglaterra, esta vez fue A24 quien se encargó de llevar a lo grande el trabajo de este cantautor, con una estrategia de marketing que lo ha ido posicionando dentro de los grandes exponentes actuales del indie y la música alternativa, incluso lanzando el primer vinilo de su carrera. Aunque no sea parte de una banda sonora, A24 tiene en la mira a nuevos exponentes, de manera que su productora pueda descentralizarse del ámbito cinematográfico y abarcar nuevos territorios. Elegir a Mark William Lewis fue, sin duda, un gran acierto.


El álbum comienza con la canción “Still Above”, un track que funciona como prólogo perfecto para recordarnos su esencia en los trabajos anteriores: los efectos característicos que le gusta usar en su guitarra y lo vaga que suena su armónica, como un paseo por una ciudad gris y desolada después de una tormenta.


Después, con “Recent, Future” y “Seventeen”, dos canciones que nos recuerdan la ansiedad de ser joven, llegamos al cuarto tema titulado “Socializing”, probablemente el más cruel del disco. Aquí se explora la superficialidad de socializar como si se tratara de un performance teatral o una coreografía en un baile. Más allá de la melodía, predomina la palabra, recordándonos que a veces el convivir no nos salva de esa soledad que muchas veces sufrimos, y en algunos casos incluso exhibimos.



Luego de esto llega uno de los momentos más brillantes del lanzamiento: “Tomorrow Is Perfect”, una canción en la que Lewis demuestra que además de ser un gran cantante, es un poeta. Aquí explota esa faceta que siempre quiso mostrar, donde a través de metáforas aborda temas actuales como la alienación tecnológica, la asfixia de las metrópolis y la soledad en medio de un espectáculo social que evidencia lo enfermo que está este mundo ahogado en un delirio sin remedio.


Un par de temas después nos encontramos con “Petals”, la canción más aclamada de este lanzamiento. Y cómo no serlo: logra evolucionar el folk hacia el lugar donde hoy debería estar, arrancándonos una sonrisa inesperada. Se puede interpretar como un respiro tras haber navegado en un charco junto a la alcantarilla de una parada de transporte público. En este track, los pétalos funcionan como metáfora de lo efímero y de nuestra fragilidad como seres humanos, narrado con una voz mucho más suave y en un tono que incluso podría decirse, roza lo pop.


El álbum cierra con “Elastic Heads”, una canción muy íntima que explora algo que todos los amantes han experimentado: la contradicción entre el deseo de estar y la necesidad de libertad, una autonomía que termina siendo una completa ilusión. Lewis nos hace reflexionar sobre cómo el ser humano no cambia: vive atrapado en sus pasiones, y la insatisfacción siempre estará presente en la vida si no se tiene clara la diferencia entre libertad y deseo como conceptos.


Escuchar el álbum Mark William Lewis no se recomienda como simple pasatiempo: es una experiencia literaria disfrazada de música. Así como puede tardar en atraparte, también desde la primera canción puedes experimentar múltiples sensaciones donde la soledad y la ansiedad se describen con imágenes que Mark coloca en tu cabeza, con una voz que susurra al oído lo que hay en el fondo del alma de cada uno de nosotros. En una actualidad donde las emociones parecen fabricadas e inmediatas, este disco se planta como un espejo de la condición humana.


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